Las cosas sencillas
Me enseñaste a reír, del mismo modo que la heroína enseña a amar la muerte y que la noche enseña a odiar al Sol.
Entre risa y risa me paré a pensar en las cosas sencillas, las que están ahí sin que a veces les hagamos caso, y descubrí su auténtico valor.
Los atardeceres, la lluvia, el mar, los bosques, tus ojos. Todo eso es gratis y motivo más que suficiente para levantarme por las mañanas.
Entre risa y risa me paré a pensar en las cosas sencillas, las que están ahí sin que a veces les hagamos caso, y descubrí su auténtico valor.
Los atardeceres, la lluvia, el mar, los bosques, tus ojos. Todo eso es gratis y motivo más que suficiente para levantarme por las mañanas.
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