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Pensamientos

La máquina de escribir.

En la penumbra, el sonido de la máquina de escribir me hace recordar que las palabras tienen voz y valor. Que una vez en el papel es dificil borrarlas, porque cuando te decides a escribir, te expresas. Las inquietudes dejan de revolotear y finalmente encuentran un sitio. Negro sobre blanco en blanco y negro.

Las cosas sencillas

Me enseñaste a reír, del mismo modo que la heroína enseña a amar la muerte y que la noche enseña a odiar al Sol.
Entre risa y risa me paré a pensar en las cosas sencillas, las que están ahí sin que a veces les hagamos caso, y descubrí su auténtico valor.
Los atardeceres, la lluvia, el mar, los bosques, tus ojos. Todo eso es gratis y motivo más que suficiente para levantarme por las mañanas.

Tres caras para cada historia

Tres caras para cada historia Cuando lo tienes todo tienes mucho que perder, pero si no tienes nada no significa que no puedas caer más bajo; esa es una de las razones por las que siempre habrá dos mundos: el primero y el tercero.
No se donde quedó el segundo mundo. Posiblemente en medio de todo esté la gente que ha dejado de tener en algún momento.
En mayor o menor medida todos nos creamos nuestro propio mundo. Nos rodeamos de la gente que creemos que encaja en él y vamos por ahí lo mejor que sabemos. A veces no acertamos a la primera, decimos o hacemos cosas que no debemos y no sabemos disculparnos a tiempo y esperamos que sean comprensivos con nosotros.
Aunque creas que estás protegido necesitas suerte, porque de vez en cuando te sientes bombardeado y no tienes más remedio que buscar otro sitio y pasar página.
Algunas personas pierden y rondan, con mejor o peor fortuna, por donde les dejan. Esos viajeros forman el segundo mundo. A medio camino entre la mediocridad y la bohemia. Unos no encajan en ningún sitio; caminan y caminan, se dedican a navegar por lagunas frías de la memoria de quien les conoció algún día y prácticamente pierden su identidad pasando a ser cuchicheos de cafetería. Otros, los menos, rechazan formar parte de cualquier mundo recordando que no merece la pena tener durante un tiempo para volver a perder sin darse cuenta de que día a día se van quedando más solos e inútiles. Queman su poco dinero en alcohol, orgías y drogas y cada vez que les quieren rescatar no se dejan ayudar.
El segundo mundo es como una drogadicción, un trance. Para algunos transitorio y para otros permanente. Es difícil saber cuanto tiempo te quedarás en el.
Mucha gente cuando está cerca del límite ve como única solución retroceder: bien pedir perdón o bien suplicar. Pero cuando eso falla, es cuando vienen las desgracias.

La chica del piano.

La chica del piano. La chica del piano, en cuyos ojos nunca vi tristeza, me pidió que le dedicase unas palabras. ¿Qué escribir para no decepcionarla?
Seguramente mira cada día un ratito, solo unos segundos, por la ventana para ver que tal día hace. En la calle ve lo de siempre, pero intenta buscar ese detalle novedoso que le haga un poco menos repetitivo y más feliz el día.
Los que no somos tan optimistas admiramos esa cualidad y nos preguntamos: ¿Hay alguna razón para el estancamiento?
Y mientras buscamos la respuesta, encerrados en nuestra cabeza, la chica del piano sonríe adueñándose de la noche ajena a todas esas tonterías.

FANTASMAS BAJO LA CAMA

FANTASMAS BAJO LA CAMA Me quedo agazapado detrás de la puerta. Escondido aunque se que no hay nadie al otro lado.
Cuando el miedo amaina, no sin dejar los nervios atrás, levanto la cabeza y miro en todas las direcciones. Tras cerciorarme de que todos los fantasmas han vuelto a irse bajo la cama, puedo salir y regresar a la silla de mimbre donde, con quietud, observo todo el día como las diminutas hojas de un magnífico bonsái colocado en el alféizar de la ventana caen sin tener aparentemente peso alguno.
Nunca he conseguido superar mis temores. Duermo en la silla porque se que los fantasmas esperan a que me acueste en la cama para hacerla girar y marear mis sueños. Se cuando van a salir, cada día viajan a las casas cercanas para poder alimentarse, pero los conozco muy bien y se que detrás de la puerta no me pasará nada.

El trapecista y su Leona

El trapecista y su Leona Detrás de la carpa del circo hay un trapecista borracho. Es el siguiente en salir a escena. Necesita seguridad, la seguridad que le da olvidarse de sus problemas, distraerse con la botella.
Aunque sus reflejos estén al cincuenta por ciento, siguen siendo mucho mayores que los tuyos o los míos y el hecho de no tener arnés de seguridad ni red es un aliciente más.
Todo ocurrió hace tiempo, la culpa la tubo la Leona.
Leona era una chica estupenda, de piel canela y ojos negros. Una mulata hermosa y simpática que sufría cada vez que su trapecista estaba allá en las alturas.
Él no podía bajarse de la cuerda, era tradición en su familia y no sabía hacer otra cosa.
Quiso aprender a hacer malabarismos, pero en las alturas era el mejor y las pelotas no hacían justicia a su talento. Así se ganaba la vida y dejar de balancearse peligrosamente significaría dejar de deambular y perder de vista a Leona.
Ella quiso mostrarle al trapecista lo que sentía viéndole jugarse la vida y dejó su maquillaje y sus aros en el suelo durante el ensayo para volar hacia el cielo y más allá.

EL trapecio no es disciplina para nóveles y ella se desplomó desde veinticinco metros de interminable altura.

Por eso el trapecista necesita beber. Aunque se pase la vida escondido tras la carpa. No podría subirse a la cuerda de nuevo si no se olvidase de ella al menos por unos minutos, el problema es que tras esos minutos, el vértigo lo siente en el suelo.

APOCALIPSIS MAÑANA

APOCALIPSIS MAÑANA Remontando el río, buscando marfil en algún lugar de Africa a primeros del siglo veinte, uno puede encontrarse con lo peor de la sociedad colonialista de la época. Esclavistas, humanos tratados como perros y hombres de negocios vestidos de seda entre inhumanidad, despreocupados por los cuerpos de los nativos apilados entre los árboles tan solo unos metros alejados de sus cabañas.
En un escenario así, un hombre admirado por todos, llegó a ser un mesías que dormía en una cabaña junto a dicho río. Sentado cerca de su diosa de ébano, la cual le deleitaba con paganas danzas ceremoniales, observaba a través de la ventana las cabezas de los traidores que, clavadas en una estaca, miraban directamente a Kurtz.

En 1979, Francis Ford Coppola trasladó esta trama, contada por un viejo capitán de barco, Marlow, a sus compañeros en esas largas esperas que los marinos tienen que soportar como pueden, a un Vietnam en guerra, y con ella rodó una de las películas mas emblemáticas de la época.
Hace apenas un par de días leí la novela escrita por Joseph Conrad y fue al terminarla (la misma tarde que la empecé), cuando descubrí el auténtico magnetismo de Kurtz.
¿Por qué le admiro si es un ser despreciable? Quizás lo que admire sean sus capacidades y no sus actos. Por supuesto que desprecio los asesinatos, las matanzas de animales y todo lo que rodea a dicho personaje; pero es increíble la forma en la que una actitud imponente puede entrar en la mente humana. Un hombre valiente, seguro de si mismo, de mirada penetrante y discurso magistral puede hacer lo que quiera, incluso hacerse pasar por un díos.
En la novela al igual que en la película (salvando distancias), incluso los enemigos de Kurtz le tienen respeto y miedo.
Su leyenda se va forjando paso a paso, a lo largo del camino a través del río. Su personalidad, cubierta por un velo translúcido, va introduciéndose poco a poco en la memoria para quedarse y tras su muerte, todo el mundo llora la gran pérdida.
A medida que vas conociéndole te convences de que necesita un castigo, pero sin embargo, no serías capaz de ser cruel con él aún sabiendo que él ha sido cruel en muchas ocasiones.
Está presente en toda la novela aunque sus propias palabras no ocupen mas de cinco lineas y sus acciones menos de cuatro páginas y posiblemente esta sea la principal causa de su atracción, conocer la leyenda antes que el personaje. Desde el principio de este "Viaje al corazón de las tinieblas" Joseph va preparando tu mente, intrigándote, presentándote al personaje como si no fuera un ser humano corriente. El capitán Marlow, a medida que se acerca a Kurtz pierde la cordura y cuando le conoce, se olvida de todo, incluso arriesgaría su propia vida si fuese necesario por ayudarle; aunque el relato que contará años después tenga un tono crítico.
No podemos ser cínicos y permanecer indiferentes ante esta historia, puesto que personajes así existen y son capaces de protagonizar auténticos dramas, episodios negros en la historia.
¿Podría ser Napoleón con su egocentrismo y sus ansias de conquistar el mundo una especie de Kurt? ¿y Hitler, Franco o Mussolini con esos discursos dirigiéndose a las masas? ¿y George Bush?
Pero sin duda el mayor paralelismo que se puede establecer entre Kurtz y otra persona es el referido a Charles Manson. Viendo una fotografía suya puedes ver esos ojos mirándote directamente al alma. Quienes han hablado con él destacan su persuasión y su inteligencia y de su boca salieron multitud de asesinatos y actos degradantes.
Lo que Kurtz fundó en medio de la selva africana era una secta de fieles seguidores que había trascendido más allá de África, era admirado por personas muy influyentes y amado por personas bondadosas como era su prometida. Eso es lo que más miedo me da, saber que una persona así es capaz de provocar amor y devoción entre las personas buenas y no necesariamente ignorantes.

La concepción del horror.

La concepción del horror. ¿Sabíais que el lugar descrito como infierno por Dante Alighieri, en su obra La divina comedia, realmente existe?
En la obra, de la mano del poeta Virgilio, Dante se adentra en las profundidades del infierno a través de una cueva en mitad de un bosque. Aquel, según Dante, es el más tenebroso de los lugares. El sufrimiento ignora las oraciones y la carne huele a quemado eternamente, carne quemada pero conservando el dolor.
En realidad, aquel paisaje "dantesco" tan horrible está basado en una cueva, la cueva de Adelsberg, en Eslovenia.
Sin embargo para los geólogos y los espeleólogos aquella cueva es un santuario de poética belleza. Una muestra del arte Karstico natural. Rocas esculpidas tras miles de años de corrientes de agua, santuarios de tranquilidad y quietud, caprichosas formas. Pero sin duda hay que reconocer que las grandes cuevas subterráneas poseen una belleza tenebrosa.
Séneca contaba la historia de un grupo de aventureros griegos que osaron explorar las cavernas subterráneas para buscar plata. Dice de ellos que "vieron enormes y furiosos ríos, y vastos lagos tranquilos, espectáculos propios para hacerles temblar de horror. La tierra pendía por encima de sus cabezas y los vientos silbaban en las sombras. En la profundidad, espantosos ríos conducían a ninguna parte en la perpetua y extraña noche". ¿qué fue de esos mineros, qué paso después?. Sigue contando Séneca, que "desde que regresaron a la superficie, los mineros viven aterrados por haber desafiado los fuegos del infierno".

Torrentes descontrolados, lagos misteriosos, rocas de caprichosas formas, lanzas colgando del techo, gárgolas hechas de estalactitas...
¿Es algo hermoso o es alto horrendo?
Lo que si es cierto es que es intrigante, misterioso, curioso; y por todo esto bello. Porque la belleza en nada contradice al terror, a veces ni siquiera al dolor. Lo horrendo es el miedo que sentimos en nuestras casas, resguardados, porque si estuviésemos allí, a cientos de metros bajo tierra, en un lago cristalino entre bóvedas de ámbar, nuestro asombro nos abstraería de cualquier pensamiento y ni sentiríamos miedo ni cansancio.

Creación y HABSENTAH

Es el lunes 5 de julio del 2004 y son las 0:44 am. Este es el primero de los mensajes que publico y ciertamente no se por donde empezar.

Creo que sería descortés por mi parte no explicar un poco el nombre de este lugar, HABSENTAH. Se podría decir que es una palabra de mi creación que etimológicamente proviene de la palabra absenta.
La absenta, el licor de ajenjo, ese líquido verde asociado con las diminutas hadas que como campanilla revolotean de vez en cuando recordándonos que queramos o no hemos crecido y que la ilusión del país de nunca jamas que, sin coincidir necesariamente con el del cuento, todos hemos tenido, posiblemente no se halla hecho realidad.
Recordemos juntos aquellos sueños infantiles. ¿Y tu que quieres ser de mayor?. Ahora que eres mayor, ¿qué eres?.
Hacerse esas dos preguntas juntas es peligroso, porque si por desgracia no hemos acertado a cumplir nuestros sueños infantiles tendremos un gran vacío en nuestro interior. Es en esos momentos cuando recurrimos a la absenta, al licor verde, prohibido en su receta original, para que campanilla venga a rescatarnos y a llevarnos volando a través de nuestra ventana al país de nunca jamás.
¿Por qué he alterado la palabra absenta?:
MUY SENCILLO, porque en realidad, aunque sea un poco contradictorio con lo dicho anteriormente, yo no soy consumidor de absenta, soy consumidor de habsentah. Para mí, la habsentah es un licor imaginario que al tomarlo desplaza las sensaciones y las visiones de otros a mi mente. ¿Cómo se puede consumir habsentah? Es innegable que la absenta ha sido y es la gran fuente de inspiración de mucha gente, al igual que otras sustancias. ¿Hubiese escrito Edgar Allan Poe esas cosas si no hubiese estado loco y no hubiese sido drogadicto?, ¿y Oscar Wilde?, ¿Y Kurt Cobain?. Seguramente no. Lo hicieron y transmitieron su trance a trabes de sus obras. Nosotros podemos experimentar ese trance a través de esas obras, por eso, cuando leemos el cuervo, estamos consumiendo HABSENTAH.
¿Por qué no consumo absenta?
Pues porque ahora, siendo todavía joven, con el tiempo necesario por delante para cumplir mis ambiciones he decidido perseguir mis sueños infantiles y muchas más cosas, he decidido empezar de cero y no volver a ver a campanilla nunca más aunque el camino a veces sea complicado.